4 Creencias Sobre el Tiempo que Afectan tu Productividad

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¿Crees que te falta tiempo? ¿Quisieras días de 30 cada día o 10 días por semana?

En el acelerado mundo moderno, las mujeres profesionales, madres y esposas enfrentamos múltiples roles y responsabilidades que a menudo terminan siendo abrumadores.

Y es que, entre las demandas del trabajo, el cuidado de la familia, las tareas del hogar y la búsqueda de tiempo para el autocuidado, es fácil caer en patrones de pensamiento restrictivos sobre cómo debemos usar nuestro tiempo.

No hace falta mirar lejos para encontrar a una mujer, madre, esposa y ama de casa que se queje de la falta tiempo. 

De hecho, yo solía pensar que mi tiempo era escaso, sobretodo cuando me mudé a Colombia y empecé a vivir con mi esposo y mi suegra.

En esos años me estrenaba como mamá, esposa y ama de casa. Entonces, desde que despertaba hasta que me acostaba, me dedicaba a cocinar, limpiar, ordenar la casa, lavar la ropa, atender las necesidades del bebé, pensar en la siguiente comida y seguir limpiando hasta llegada la noche. 

Para entonces creía que: 

  • Debía ser la primera en levantarme y la última en acostarme. 
  • Debía tener la casa arreglada para evitar críticas de terceros.
  • Podía descansar poco. Entonces yo no escuchaba a mi cuerpo porque quería ser «productiva».
  • Podía hacer más porque solo estaba en casa cuidando al bebé. Como si eso ya no fuera bastante.

Por años mantuve estas creencias que con el tiempo solo me lastimaron a mi misma, porque a medida que el tiempo pasaba, sentía como se acumulaba el resentimiento, el cansancio, la tensión, la incomprensión y la tristeza.

Solo hasta que entendí que mis creencias del uso del tiempo me estaban lastimando, solo hasta ese momento fue capaz de soltar el deber ser, la rigidez y la exigencia que siempre habían sido un estandarte en mi vida.

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4 creencias limitantes sobre el uso del tiempo

Con el pasar de los años, las mujeres hemos acumulado información y creencias sobre cómo usar el tiempo y esta es la base en la toma de nuestras decisiones.

Tan solo intenta volver al pasado para recordar cómo las mujeres que marcaron tu vida hablaban sobre el uso del tiempo.

Yo, por ejemplo, tengo claro que mi abuela materna y mi mamá marcaron en mí ese gran sentido de responsabilidad e incluso, dejaron bien grabada en mi mente la idea de que el descanso era para los flojos o perezosos.

No fue hasta que comencé a convivir con mi pareja que pude ver en ese espejo, todo lo que yo no me atrevía a darme. ¿Y qué era eso? Tiempos de descanso, de relajación y de no hacer nada.

Y claro, cuando ví en él todo lo que yo no hacía, constantemente entraba en conflicto porque yo realmente creía que él perdía demasiado tiempo y que mi punto de vista era el correcto. Mientras escribo esto pienso en que yo también estaba equivocada, estando ocupada en cosas que tal vez no eran urgentes o importantes.

Luego de contarte un poco de mi historia y de mis propias creencias limitantes sobre el uso del tiempo, veamos algunas creencias comunes que tenemos las mujeres sobre este tema:

1. «Debo hacerlo todo»

La creencia de que debemos cumplir con todas las expectativas y responsabilidades, tanto en el trabajo como en el hogar, puede llevar a un agotamiento extremo y a sentirnos abrumadas. Además, de que cargar con todo puede llegar a limitarnos tanto que no se nos ocurre delegar tareas y buscar apoyo cuando lo necesitamos. 

Y ¿de dónde surge este pensamiento de tener que hacerlo todo? Podrías sentir que necesitas tener control de las cosas o tal vez, dentro de tí no confías en cómo otras personas pueden resolver los asuntos y por esto te sobrecargas de actividades que cumplir.

Incluso me atrevo a ir más atrás y preguntarte: ¿Quién te enseñó a cargarte de cosas por hacer? ¿En quién viste este patrón de comportamiento? Además, incluye estas preguntas: ¿Será esto sano para mí? ¿Será esta la forma de ser más productiva o de lograr los mejores resultados?

Por muchos motivos creo que sobrecargarnos de actividades no es la solución y quiero explicarlo con los siguientes ejemplos.

a) Si en la crianza de los hijos alguno de los padres excluye al otro porque «no hace bien las cosas», «no sabe lo que hace» o «nunca hace nada bien», ese padre o madre creará en los hijos una visión distorcionada de la otra persona. Y el hijo crecerá sin poder integrar en su vida la fuerza de papá o el amor de mamá, lo que terminará generando un adulto con dificultades para crecer profesionalmente o para encontrar pareja. Por esto es importante que ambos padres estén en la vida de los niños y que cada uno pueda dar lo que tiene. Solo así los hijos tomarán de la enegía de ambos padres para seguir con su propia vida.

b) Si has trabajado en grandes empresas notarás que las labores están separadas por cargos y departamentos, porque solo así los directivos pueden delegar, dirigir y obtener resultados. Solo en casos de pequeñas empresas familiares o emprendimientos de una sola persona, es que podemos ver a pocos ejerciciendo múltiples roles.

Entones, la próxima vez que te salte el pensamiento de debo hacerlo todo sola, pregúntate: ¿Realmente debo hacerlo? ¿Llegaré más lejos haciéndolo sola o acompañada? ¿Qué pasaría si incluyo a los demás?

2. «No tengo suficiente tiempo»

Cuando tienes la creencia de que tu tiempo no es suficiente, podrías ir por la vida priorizando tareas de manera poco saludable, sacrificando nuestro bienestar y relaciones en aras de completar una lista interminable de quehaceres.

Y te pregunto: ¿Has conocido a una persona que siempres esté corriendo por todo? ¿Cómo es una mujer que nunca tiene tiempo?

Por experiencia personal puedo decirte esto. Una persona que cree que no tiene tiempo, es alguien que nunca se siente cómodo en ningún lugar porque siempre tiene algo más por hacer. Este tipo de personas viven atormentados por pensamientos porque su lista de pendientes es la prioridad ante todo en la vida y por esto no pueden disfrutar del presente.

De hecho hablarte de esto me recuerda mucho a mi infancia. Mamá siempre ha creído que no tiene tiempo y por esto, era usual que quisiera pasar las noches en reuniones con otras personas y no en casa con mis hermanos y conmigo. Incluso, si estábamos con ella en alguna reunión familiar, no podíamos quedarnos a disfrutar porque también debía estar en otra parte.

Si sientes que no tienes tiempo, que debes exigirte más para lograr resultados y que no puedes disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, pregúntate: ¿De quién aprendiste este patrón de comportamiento? ¿Crees que es sano para ti estar corriendo por todo? ¿Qué cosas te gustaría vivir y experimentar si tuvieras más tiempo en el día para tí?

3. «Mi tiempo no es importante»

Cuando crees que tu tiempo no es tan valioso o importante como el de los demás, fácilmente te involucras en actividades para ocuparte de las necesidades de otros, dejando de lado tus propias necesidades y metas.

Muchas mujeres caemos en estos patrones de comportamiento cuando nos convertimos en madres, e incluso mucho antes cuando entramos en el ámbito laboral.

Porque, lamentablemente, desde nuestra infancia hemos estado vinculadas a situaciones que reforzaban ese tipo de mentalidad. Y esto fue mantenido por años a través de una educación y tradiciones que nos hace pensar que debemos ser empáticas y solidarias con quienes nos rodean.

Por ejemplo, desde mi infancia entendí que la forma de recibir amor en mi familia era a través de los actos de servicio. Entonces, cuando me convertí en adolescente, mis horas fuera del colegio las dedicaba a atender oficios y actividades de las que otros resultaban beneficiados.

Así me convertí en una mujer que con facilidad daba más de lo que le pedían, daba tiempo, dinero, hacía favores, me encargaba de cosas… Y no siempre recibía afecto a cambio. Entonces terminaba sintiéndome agotada, frustrada, usada y molesta con todos.

No fue hasta que me convertí en madre, esposa y ama de casa que caí en cuenta de mis hábitos de pensamientos y entendí que me había enfocado tanto en estar para los demás, que luego terminaba afectaba.

4. «Si yo no lo hago yo, nadie lo hará bien»

Esta creencia es más común de lo que pensamos y suele estar muy asociada con la maternidad. Por este tipo de mentalidad, podemos terminar asumiendo las tareas incompletas o mal hechas que habíamos encargado a los hijos o a la pareja. Lo que incluso podría llevarnos a pensar que no tenemos apoyo en casa, por ejemplo, porque nadie puede hacer las cosas tan bien como las haríamos nosotras.

Mantener este tipo de pensamientos es un obstáculo tremendo a la hora de emprender porque, ¿cómo crees que puedes comenzar a contratar ayuda para un emprendimiento si no confías en las habilidades de otras personas?

Emprender, trabajar para otros, tener una familia y vivir en sociedad son actividades que requiere del trabajo colaborativo, porque no existe otra manera de llegar más lejos o conseguir mejores resultados.

Pensar que solo tu puedes hacer las cosas bien, atenta contra tu energía y contra tu productividad femeninas. ¿Por qué? Porque no permites que otras personas te apoyen o no delegas actividades que liberarían tu tiempo y tu agenda. Además, si sientes que eres la única capaz de hacerlo todo, terminarás teniendo sentimientos de ira, rabia y odio hacia los demás porque creerás en el fondo que se aprovechan de ti.

Estrategias para el Uso del Tiempo

  1. Establecer Prioridades Claras: Al identificar nuestras prioridades y asignar tiempo a las actividades que realmente importan, podemos evitar la trampa de la multitarea constante y enfocarnos en lo que realmente nos impulsa hacia nuestros objetivos.
  2. Practicar el Auto-Cuidado: Dedicar tiempo a cuidar de nosotras mismas no es un lujo, sino una necesidad para mantenernos saludables y productivas. Hacer del autocuidado una prioridad nos permite recargar energías y enfrentar nuestras responsabilidades con renovado vigor.
  3. Aprender a Decir «No»: Decir «no» de manera asertiva y establecer límites saludables es esencial para proteger nuestro tiempo y nuestra salud mental. Aprender a priorizar nuestras propias necesidades y compromisos nos ayuda a evitar el agotamiento y la sobreexigencia.
  4. Pedir ayuda – delegar tareas: Una forma efectiva de recuperar nuestro tiempo tiene que ver con que permitamos que otras personas asuman las tareas. Entonces podrías hacer una lista de tareas que deben cumplir tus hijos y dejar en manos de tu pareja alguna actividad que requiera de más fuerza. Comienza a pedir ayuda en casa, a reservar tiempo para ti y a respetar tu tiempo de descanso. Notarás cómo cambia tu energía y mejora tu estado de ánimo. 

Mis conclusiones…

No te puedo mentir. Aún sigo cayendo en mis viejos hábitos y creencias sobre el uso del tiempo. Solo que no me atormento con la culpa por dejar cosas sin atender y tampoco me castigo por no lograr algunas metas. 

Si algo he aprendido de todo este aprendizaje sobre el uso del tiempo, es que es válido que nosotras como mujeres queramos descansar. Está bien que un día no tengamos energía para salir de la cama, que queramos que alguien más cocine o que pidan comida por domicilio. 

Igual no es el fin del mundo. 

Hoy quiero invitarte a revisar tus creencias sobre el uso del tiempo para saber si te están lastimando o si te ayudan a tener más energía. 

Por mi parte agradezco no vivir mi suegra ni con mi madre, porque eso definitivamente ayuda en estos tiempos en que sigo rompiendo con patrones, ideas y creencias limitantes sobre mi uso del tiempo.

Espero tu también puedas empezar por este camino tan liberador. 

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